"Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?"
Lucas 9:54
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Santiago y Juan fueron llamados los "Hijos del Trueno". Cuando descubrieron una aldea samaritana que no quería recibir a Jesús, ¡Estaban completamente preparados para invocar fuego y consumir a toda la comunidad! Quizás sintieron que mediante tal demostración de poder, su mensaje del evangelio podría mejorarse. Los dos hermanos estaban dispuestos a sacrificar las vidas de los aldeanos para promover la causa del evangelio. Jesús los reprendió. Más tarde, los apóstoles escucharon que Samaria había respondido al evangelio (Hechos 8:14). ¡Quién fue el encargado de ir a ayudarlos a recibir el Espíritu Santo sino Pedro y Juan! El propósito de Dios no había sido destruir a esas personas sino salvarlas. Dios decidió no hacer llover fuego sobre la aldea, sino derramar sobre ella su Espíritu Santo. ¿Qué debe haber pasado por la mente de Juan al ver a esas mismas personas, a quienes había estado dispuesto a destruir, ahora regocijándose en su salvación? ¡Cuán agradecido debió estar de que Jesús le hubiera impedido llevar a cabo sus planes!
¡Qué enorme contraste entre el pensamiento del hombre y el de Dios! El pensamiento del hombre habría resultado en la destrucción de una aldea entera. El plan de Dios le trajo la salvación.
Las personas se beneficiarán mucho más de lo que Dios quiere darles que de tus mejores planes. ¿Has estado defraudando a las personas que te rodean simplemente dándoles tus planes en lugar de los de Dios?
Traducido y adaptado de:Blackaby, Henry T. and Blackaby Richard. "Experiencing God day-by-day. The devotional and journal". Abril 14
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