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Los cristianos no viven aislados. Cuando pecamos, hay repercusiones en toda la comunidad cristiana. Cuando un hermano o una hermana sufre, nosotros somos afectados. Nuestro llamado no es ser cristianos solitarios sino ser miembros de un sacerdocio: uno que intercede por otros (1 Pedro 2:9).
Era imposible que Pablo permaneciera impasible mientras había creyentes en Corinto que eran espiritualmente débiles. Cuando se enteró de que los falsos maestros habían hecho que los cristianos de Corinto tropezaran en su fe, Pablo ardió de indignación. Pablo dijo a los miembros de la iglesia en Corinto que se regocijaran cuando un miembro de la iglesia se regocija y que lloraran cuando un compañero llora (1 Cor. 12:26). Dependemos unos de otros y esto influye en todo lo que hacemos. Jesús dijo que incluso cuando oramos, debemos comenzar diciendo “Padre nuestro” (Mateo 6:9). Debemos hacer todo pensando en nuestro hermano cristiano (1 Cor. 14:12).
Es posible que te preocupes tanto por tu propio viaje espiritual que no te involucres en tu iglesia. Puedes concentrarte tanto en lo que Dios está haciendo enen tu propio país que no te das cuenta del sufrimiento y la persecución que enfrentan tus hermanos cristianos en países de todo el mundo. Si otros creyentes a tu alrededor estánregocijándose o sufriendo, y no te afecta, te has vuelto insensible al pueblo de Dios.
Pídele a Dios que ponga una carga en tu corazón por tus compañeros creyentes. Hazte consciente de sus necesidades. Ora por ellos y adapta tu vida a la actividad de Dios en sus vidas. Porque un día podrías ser tú quien necesite que alguien esté a tu lado (Gal. 6:1,2).
Traducido y adaptado de:Blackaby, Henry T. and Blackaby Richard. "Experiencing God day-by-day. The devotional and journal". Octubre 3.
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